Me llegaron felicitaciones, ramos de flores, poemas, me cantaron las mañanitas changos, perros, ratones y muchos de mis amigos, me mandaron luz, bendiciones y buenos deseos al por mayor.
Conforme iba abriendo cada mensaje venía a mi mente la idea de lo importante que es recibir. Abrir mi corazón y recibir. Llenarme de cada uno de los buenos deseos y de toda la luz que me mandaron, sin necesidad de corresponder, solo recibiendo desde el amor.
En nuestra sociedad ponemos un gran énfasis en dar y todos estamos gustosos de dar, bueno, salvo alguno que otro codo, pero en general es muy bien visto dar.
Que bonita sociedad en la que todos dan, pero no hay espacio para recibir. Si todos nos empeñamos en dar ¿quién entonces va a recibir todo lo que se da?
Recibir y dar son las dos caras de la misma moneda, de la moneda de la abundancia. Es el flujo del Universo. Para dar necesito tener y para tener necesito recibir. Es un círculo perfecto que se remite a cada respiración. Cada ciclo es un constante recibir al inhalar y dar al exhalar. Eso es la vida.
Cuando yo me resisto a recibir por pena, por modestia, por el qué dirán o simplemente por costumbre, atoro ese flujo y altero el orden de la abundancia y luego me sorprende el porque no tengo.
La creación es infinitamente generosa, cada amanecer, cada flor, cada pájaro, cada mariposa son regalos. Maravillosos regalos para mí que me llenan de gozo y me recuerdan que cuando abro mis brazos, mi mente y mi corazón, siempre recibo.
Así que aunque no sea tu cumpleaños ábrete a recibir la hermosa luz de la luna, el olor del mar, el abrazo de un amigo, la sonrisa de un niño y permite que la abundancia llene tu vida hoy y siempre. ¡Se puede!
Recibe mi luz y todas mis bendiciones,
Elena Santos