Yo enfrentaba mis fracasos con grandes dosis de estas emociones, hacia mi y hacia todos los involucrados. Trataba de ocultarlos y fingía que todo estaba bien siempre.
Así que lo que voy a hacer es algo muy retador para mi. Te voy a a confesar mi más grande fracaso:
Yo fui una madre Godzilla cuando mis hijas eran chiquitas.
Aunque tu no lo creas yo era la reina del control. Tenía enormes expectativas en mis hijas. Ni más ni menos, pretendía realizarme a través de ellas.
Tenían que ser perfectas porque, que iba a decir la gente si se les movía un pelo. Era accionista de la compañía de gel y las dejaba tan restiradas que parecían japonesas. Así de estirado y rígido era mi criterio y mi manera de ver la vida.
Mi enorme miedo las lastimó profundamente en todos los sentidos. Un buen día, en medio de un horrible pleito me di cuenta de que me había convertido en eso que había jurado jamás ser. Me había convertido en mi mamá.
Ante semejante suceso, decidí dejar de echarle la culpa a los demás y empezar a sanar mis propias heridas.
Me hice responsable de mi vida y comencé a vivirla para mi y no para ellas. Les pedí perdón y les mostré mis cicatrices, mis miedos, mi vulnerabilidad y deje de ser la mamá perfecta para ser la mamá humana, sensible, falible y muuuuuuucho más feliz.
Desde entonces tenemos una relación real, amorosa, respetuosa y cercana. Ellas entendieron y perdonaron mis errores y me dieron el mejor regalo de cumpleaños que jamás he recibido.
Me mostraron en blanco y negro que lo que yo consideraba mi más grande fracaso fue solamente la oportunidad de sanarme y de crecer.
Tengo en mi escritorio un frasco con 365 papelitos con las razones por las que me quieren. Se supone que debo abrir una al día, pero como yo no debo nada, ya las abrí todas y ¿sabes cuál es mi favorita?
Porque eres valiente
Sí, se necesita ser valiente para responzabiliarte, para aceptar tus errores, para sanarte, para pedir perdón, para salirte de tu zona de confort y crecer.
Mi secreto para que un fracaso se convierta en éxito es aprender de él, convertirlo en un maestro. Dejarte revolcar para salir catapultado hacia la consciencia.
Ahora que ya lo sabes, haz eso que necesitas hacer sin miedo, total lo peor que puede pasar es que tengas éxito.
Luz y bendiciones,
Elena Santos