Un buen matrimonio es como un cacahuate.
Sip, eso dijo y yo, igual que tu me quede de ojo cuadrado.
Y resulta que después de analizarlo, me di cuenta que no sólo el matrimonio es como un cacahuate, sino cualquier relación que quiera ser exitosa necesita ser exactamente así.
Si señor, padres, hijos, novios, socios, amigos, hermanos, primos, compadres, jefes, empleados, todos, todos, todos, sin importar que tan cercana, amorosa o duradera sea nuestra relación necesitamos estar completos, tener nuestra propia piel y aunque vivamos bajo la misma cáscara, ser independientes.
Tal como los cacahuates.
Nada de medias naranjas ni medios limones ni medio nada. Somos seres completos, esa es nuestra naturaleza.
Así que, desde hoy asumo esa completud, dejo de hacer a los demás responsables de lo que sucede en mi vida.
Puedo compartir la cáscara y al mismo tiempo ser un pleno, perfecto y completo cacahuate.
¿Y tú?
Bendiciones,
Elena Santos