Tú no estas para saberlo pero yo tengo un montón de tías de todos los estilos, modelos y edades.
Sin embargo, entre las tías hay un denominador común y es que todas tienen la capacidad de confrontarme con mis miedos más feroces a través de sus bien intencionadas preguntas.
¿Cómo te va en la escuela? ¿Y qué vas a estudiar? ¿Para cuando el novio? ¿Cuándo la boda? ¿Y para cuándo el bebé? ¿Y el hermanito?
Cuando ya terminaron conmigo porque la única que queda es ¿para cuándo el funeral? Empiezan con mis hijas. ¿Cómo les va en la escuela? Y volvemos a empezar.
Así por los siglos de los siglos
Pareciera que la vida es un sin fin de pendientes a los que hay que irle poniendo palomita. Ir alcanzando trofeos para que los demás vean que exitosa soy.
Ahí está la atención, en cumplir una serie de requisitos sin cuestionarme si realmente quiero o no quiero, si me hace feliz o no. Sin entender para qué.
Sólo porque alguien sepa dios quien y sepa dios cuando decidió que eso era lo que tenía que hacer si quiero tener una vida satisfactoria.
Y yo me pregunto ¿satisfactoria para quién?
Así que en éste recién estrenado 2018 yo quiero vivir de otra manera. Quiero dejar de contestar las preguntas de mis tías y empezar a responder las mías;
¿Soy feliz? y si no lo soy ¿qué necesito yo en éste momento de mi vida para serlo?
Hoy tengo 364 oportunidades para poner mi atención en lo que es verdaderamente importante para mi y dejar de ver la vida como si fuera una lista de mandado ¿y tú?
Muchas bendiciones,
Elena Santos