Confesiones de una furiosa undercover

Confesiones de una furiosa undercover
Déjame te cuento que hace muchos, muchos años tuve la osadía de azotar la puerta de mi cuarto en un arranque de enojo. Semejante barbaridad despertó la ira de todos los dioses del Olimpo y me pusieron un castigo de terror.

Desde entonces me quedó muy claro que enojarse era malo, malo, pero muuuuuy malo.

Así que durante muchos años me aguanté mi enojo, en una olla express que terminaba explotando en una furia sin medida. Esas explosiones salpicaban a toda la gente que amo y las lastimaba profundamente.

Entonces podía confirmar una vez más que enojarse era malo, malo, pero muuuuuuy malo.  

Cuando empecé mi camino espiritual hace 18 años, la meditación me ayudó muchísimo a encontrar mi centro, a sentirme en paz, a desapegarme y a soltar.

Pero ¿qué crees? Me seguía enojando a veces. Siiiiii la casi prima del Dalai Lama, la miss, la que ha ido todos los talleres del mundo se seguía enojando. Sa ca te las.

Ahora, además de enojada me sentía culpable. Si, sentía que era un fraude porque el enojo se seguía presentando por más que meditaba. 

Una vez más confirmaba que enojarse era malo, malo, pero muuuuuy malo.

Por fin, un buen día, después de un arranque de furia (medio disimulado para que nadie se diera cuenta de que tan fuera de centro estaba y me quitaran mi título de casi Santa) le conté a mi coach lo que me pasaba y me dijo éstas sabias palabras que me cambiaron la vida para siempre y que son:

EL ENOJO NO ES OTRA COSA QUE UN AVISO PARA QUE PONGAS UN LÍMITE

¿Queeeeeeeeeee? ¿Entonces el enojo no es malo, malo, pero muuuuuy malo?

Pues no. Llevo casi toda una vida engañada. El enojo no es ni bueno ni malo. El enojo es una emoción. Energía que viaja a través de tu cuerpo para avisarte que tienes que poner un límite. Nada más.

Ahora bien, lo que haces con tu enojo te puede traer consecuencias positivas o negativas.

En un arranque de furia puedes herir, escupir, golpear, romper, patear y hasta asesinar. Ajá. Es una energía tan poderosa que cuando se acumula te ciega.

Por eso es muy importante ir descargando el coraje de a poquito, no dejar que se te junte. No es lo mismo poner un límite cuando algo me molesta que cuando algo me tiene hasta la super madre.

Cuando usas la increíble energía que te da el enojo de una forma positiva, poniendo límites y dejando claro lo que quieres y necesitas, puedes hacer cambios que te lleven a tener una vida mucho más plena y feliz. 

Así que ya sabes, escucha a tu enojo y por amor a la humanidad, pon los límites que necesitas poner para vivir en paz contigo y con lo que te rodea. 

Porque, por más que medites, si tienes cuerpo te vas a enojar.

Muchos besos para ti,
 
​Elena Santos