Yo ya hasta perdí la cuenta, creo que estoy en total resignación.
Así que, déjame te platico que en la puerta de mi casa están estacionadas la chanclas de mi hija Mar desde la semana pasada.
Ahí paraditas, resignadas, como yo, esperando que les abran la puerta a ver si salen a cambiar de aires, pero nada.
Y mientras las observo me voy convenciendo de que son una prueba de la vida, para medir mi resistencia al caos.
Porque tu no estás para saberlo, pero yo no soy amiga del caos, no me gusta, me asusta y lo evito como la roña.
Sin embargo, el ver las chanclas en la puerta día tras día me ha llevado a reflexionar en el desorden que viene cuando hay movimientos ya sea internos o externos.
El caos nace del movimiento y la verdad es que la vida se mueve conmigo o sinmigo y he estado en caos muchas veces.
Cuando entré a la adolescencia, cuando se murió mi hermano, cuando me cambié de carrera, cuando me casé, cuando tuve a cada una de mis hijas, cuando mis papás se separaron, cuando me tuve que hacer cargo de mi mamá, cuando se murió mi abuela, cuando mis hijas entraron la adolescencia, cuando empecé a trabajar, cuando mis hijas se fueron, cuando tuve graves problemas financieros, cuando me empecé a hacer cargo de los gastos de la casa, ahora…
Mucho caos y ¡¡aquí estoy!!
Sobreviví…
Más sabia, más fuerte, más sensible, más empática, más gozadora, más consciente, más presente, más humilde, más tenaz, más valiente y más humana.
Porque atrás de ese desorden que tanto me choca hay un gran regalo que se llama evolución.
Gracias chanclas de Mar que me muestran día a día mi evolución.
Y ahora que las veo pienso, los mejores regalos no siempre vienen en empaques bonitos.
Mucha luz,
Elena Santos