Hace un tiempo tuve la suerte de ir a África y en medio del Masai Mara, me pasó algo que me cambió la manera de ver la vida, me topé con una leona.
Li te ral.
Tú no estás para saberlo, pero los safaris en África se hacen en jeeps que no tienen puertas ni ventanas.
Así que, cualquier bicho feroz, te puede comer sin ningún problema, si te le antojas.
Un buen día, estábamos parados viendo a unos leones y de pronto una leona empezó a acercarse a mí. Me veía intensamente con sus ojazos y de pronto se paró justo junto al jeep.
Yo voltee a ver al Ranger para ver si tenía cara de susto, pero no, él super tranquilo.
Lo único que hizo fue poner la mano en la llave, el pie en el pedal y nos dijo: no hagan ningún movimiento brusco, ni ruidos fuertes y observo a la leona, que claramente no me quitaba el ojo de encima a mi.
La susodicha bicha, primero se paró frente a mi, después se sentó y finalmente se echó juntito de mi, sin quitarme la mirada jamás.
Estaba tan cerquita, que si estiraba la mano le podía hacer piojito o quedarme sin mano, para siempre.
La foto es de cuando estábamos en pleno encuentro cercano. En ese momento, entendí lo que es que el corazón te late como burro sin mecate y aprendí tres grandes cosas.
La primera es que entender lo que pasa te da muchísima paz. La conciencia, el conocimiento es lo que te hace sentir que tienes un poco de control.
Yo estaba tranquila con la leona ahí, porque he tenido gatos toda mi vida. Yo sé cuál es el comportamiento agresivo de un felino y la leona era cero agresiva, al contrario me veía y cerraba un poquito sus ojitos en señal de amor.
La segunda cosa que aprendí es que, cuando la vida te presenta una oportunidad tamaño leona, por más miedo que tengas, disfrútala porque probablemente no se va a presentar nunca más.
Y finalmente, tercero, cuando estes en momentos de terror, júntate con quien sabe. Yo estaba tranquila, porque el Ranger estaba tranquilo. Estaba listo, preparado, pero también disfrutaba lo que estábamos viviendo.
Ante el miedo hay que estar listo, hay que estar preparado, hay que cuidarse pero no hay que paralizarse, ni desaprovechar esos momentos maravillosos. Porque al otro lado del miedo hay cosas espectaculares.
Y eso lo aprendí, gracias a mi leona adorada que jamás voy a olvidar.
Luz y amor para ti,
Elena Santos