En realidad es algo muy sencillo que me enseñó mi gran maestro Valdemar.
Tu no estás para saberlo, pero Valdemar me enseñó a esquiar cuando tenía como 35 años y yo lo amé. La esquiada y al maestro también, porque sus teorías esquiadísticas encierran unas verdades enooooormes.
La primera lección recibida por ésta humilde pupila en medio de la laguna fue ésta; si te caes suelta la cuerda.
Como yo soy requetebuena alumna, lo he seguido al pie de la letra en todas las diferentes caídas que me han acontecido.
Desde entonces, cada vez que me caigo, suelto… suelto el control, el miedo, la soberbia y se lo entrego a alguien mucho mejor capacitado que yo, llámese terapeuta, coach, doctor, maestro, experto, Dios, el Universo, el Cosmos y me dejo guiar.
Porque cuando ya estoy tirada no puedo seguir tensando la cuerda. Si sigo, me va a poner una arrastrada de terror, tanto en la esquíada como en la vida.
Soltar libera, descarga, da paz, te regresa al centro.
¿Y tú que tal eres para soltar?
Elena Santos