¡¡¡Feliz año, feliz año, muuuuuuy feliz año!!!
Si me sigues en instagram ya sabrás que mi cierre del 2021 estuvo de terror.
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El asunto es que, después de una cocinadera de tres días sin tregua para completar los manjares navideños, con todo menos el pavo listo, nos fuimos felices, contentos y muy responsables a hacer la prueba covid.
Que por supuesto, era requisito indispensable para acudir a la cena navideña, porque no es cuestión de andar repartiendo bichos sin siquiera saberlo.
En fin, que sin la más mínima sospecha, con plena confianza, nos hicimos la terrible prueba y oh sorpresa. Mi hija más menor que vivía conmigo y con la cual había estado junto con pegado todos los días previos, salió positiva, positiva, positivaaaaaaaa.
Si señor, salió positiva. Así que no nos quedó más remedio que cancelar. Así como lo lees, cancelar la cena navideña en mi casa.
Sa ca te las
No te puedo describir mi furia, tristeza, desengaño, frustración, desesperación, agüite, horror y demás sentimientos apocalípticos.
Como quien dice que me dio el telele triple.
Me fui a mi cuarto, después de haber marinado el pavo, porque ya estaba descongelado y ni modo de dejar que se desperdiciara el animal y lloré, grité, patalié e hice un berrinche apoteósico.
Me dormí devastada y a la mañana siguiente, tempranito metí el pavo al horno y al cerrar la puerta me dije a mi misma:
Mi misma, ya te desahogaste, ahora toca aceptar lo que es.
La cena está cancelada, punto final. Hay que achicar la mesa, guardar el traje de Santa Clos y empezar a repartir toda la comida entre los exinvitados.
En ese preciso instante entró la paz. No te voy a decir que no estaba triste, todavía estoy triste, pero se acabó la frustración y el coraje.
En el momento en que acepté y deje de darle rienda suelta a mi mente, entró la paz. No mas pensamientos de y si o de si hubiera y simplemente, las cosas no son como quiero y está bien estar super enojada con eso, me desahogo y a lo que sigue porque no hay nada que hacer.
Lo que es es.
Espero que mi historia navideña te ayude a aceptar lo que es como es, incluido el enojo, tristeza coraje y el patatus que viene cuando las cosas no son como quieres.
Muchas bendiciones,
Elena Santos