Tú no estás para saberlo, pero estoy escribiendo éste mensaje el domingo de Pascua, después de una semanita de vacaciones deliciosas en la playa.
Dicen por ahí que la playa te recarga y regresas con toda la pila para chambear, pero en mi caso no funciona así. Yo mas bien regreso con depresión postplaya y me cuesta muchiiiiiiiiiisimo.
Además, éste regreso ha sido especialmente complicado porque tengo toneladas trabajo pendiente, que obviamente, tendría que haber hecho antes de irme. Pero entré en modo vacacional una semana antes y aquí me tienes, sentada con una lista interminable de cosas que hacer.
Entre ellas éste mensaje que me tiene piensa y piensa que escribir y entre esos pensares, pienso, que es domingo de Pascua y pascua quiere decir paso.
El paso que dió Jesús de la muerte a la vida eterna. El paso que dieron los judíos de la esclavitud en Egipto a la tierra prometida y el paso a paso en el que vamos viviendo nuestras vidas .
La verdad es que cuando pienso en todo lo que tengo que hacer se me viene encima la lista, pero cuando pienso en ese paso en esa Pascua en ese pequeño movimiento, puedo dar el paso y después otro paso y cuando me doy cuenta ya hice el camino completo.
El chiste es enfocarme en el paso en el que estoy. Porque un paso lo puedo dar fácil.
Y ves, finalmente ya escribí éste mensaje dando un paso, sólo un paso.
En realidad la vida no es el destino, pero tampoco el camino. La vida es el paso.
Felices Pascuas,
Elena Santos
