Probablemente, éste correo te suene familiar porque lo estoy reciclando de hace unos años. En el día de la mujer del 2017 escribí esto y creo que hoy más que nunca está vigente.
Espero que ahora si nos caiga el veinte a todos y realmente hagamos un cambio de fondo para que no haya ni una más, ni una menos.
Sabes, estoy escribiendo esto en pleno día internacional de la mujer. Sí, te voy a confesar que los correos los escribo días antes, así no me tengo que despertar tan temprano.
Pues bueno, el asunto es que he recibido en todas mis redes una cantidad enorme de felicitaciones, flores, abrazos, besos y hasta monos de peluche. Única y exclusivamente porque soy mujer, por ese cromosoma X que tengo.
Si señor, tengo dos cromosomas X y me pregunto, ¿hay algún mérito en ello? ¿Es cuestión de andar celebrando la X?
En realidad, el día de la mujer es una conmemoración anual en recuerdo a 146 mujeres que fueron calcinadas dentro de una fábrica en medio de una protesta pacífica cuando exigían igualdad de derechos laborales en 1908.
Así de horrible, pero 116 años después, seguimos sin tener esa equidad. Aunque, eso sí, nos felicitamos, celebramos y por un día nos sentimos la neta del planeta.
Que si guerreras de luz, que si creadoras de vida, que si reinas, que si la fuerza elegante.
Bueno, hasta sacamos el disco de la D’ Lessio y gritamos a todo pulmón;
¡¡Porque soy mujer, fuerte sexo débil!!
Y en medio de tanto orgullo femenino, no nos ponemos realmente a pensar ¿Qué hago yo para mantener el status quo y perpetuar éste estado en donde las mujeres están en riesgo sólo por su género?
¿Nada? Ese en el problema, no hacemos nada para cambiar la situación. Es más, ni siquiera sentimos ser parte del asunto.
Seguimos educando a nuestros hijos en roles de género definidos hace muchísimos años en donde las niñas se ven como objetos indefensos y frágiles que necesitan a hombres que las salven, les den un apellido, las mantengan y sean su dueños. Aunque en la realidad sus madres tengan que trabajar doble jornada, en la calle y en la casa.
Seguimos validando modas que destruyen nuestros cuerpos en aras de que nos aprueben, de seguir siendo un objeto para satisfacer el placer ajeno.
Hombres y mujeres seguimos sin ver que TODOS, desde nuestra propia mente, creamos la vida que vivimos.
Por lo tanto, TODOS podemos hacernos conscientes de los pensamientos, de las creencias, de las emociones y de las actitudes que han hecho que en México ser mujer sea un factor de riesgo.
Así que yo hoy empiezo a trabajar en mi. Hoy me hago responsable y hoy afirmo con todo mi corazón que;
Quiero a todas las mujeres vivas, libres y sin miedo.
¿Y tú?
Elena Santos